CRISIS ACTUAL Y PERTURBADOR PAPEL DE LA REFORMA CONTABLE EN LA CRISIS ECONOMICA.
1.CAUSAS DE LA GRAVE CRISIS FINANCIERA Y ACTUAL RECESIÓN ECONÓMICA:
1. A.Principales características de esta crisis
1. B. Explicación de las causas de la crisis financiera y recesión económica
1. C. Lo que hay que evitar
1.D. La política económica más adecuada
2. EL PERTURBADOR PAPEL DE LA REFORMA CONTABLE.
2.A.El carácter procíclico de las NIC
3. SOLUCIONES A LA CRISIS.
4. VALORACION CRÍTICA.
1.CAUSAS DE LA GRAVE CRISIS FINANCIERA Y ACTUAL RECESIÓN ECONÓMICA:
Habitualmente, los economistas ortodoxos y la mayoría de los dirigentes políticos nos quieren hacer creer que las medidas económicas que toman son siempre las más acertadas y que responden a criterios “científicos” y “técnicos” indiscutibles que no hay que poner en cuestión. Pero cuando las cosas no salen bien, como ahora, cuando todos los datos se descuadran, cuando las economías casi saltan por los aires, callan como si nada ocurriera.
Su silencio está dirigido a que nos creamos que lo que sucede es algo normal, que no pasa nada de relieve y que todo deber seguir, por tanto, exactamente igual que estaba. Evitan plantearlo como un problema “político” (que es lo que en realidad es) para que los ciudadanos no nos pronunciemos sobre sus causas, responsabilidades y soluciones. Los políticos nunca toman medidas impopulares hasta que los problemas les estallan en las manos.
Antes de adentrarnos en los efectos que la reforma contable tiene en la crisis económica considero conveniente explicar un poco el origen de esta crisis mundial.
Las ideas que a continuacion expongo se desprenden del artículo publicado por Juan Torres López que podréis encontrar en la página www.altereconomia.org
1. A.Principales características de esta crisis: -Se trata de una crisis hipotecaria, cuyo origen inmediato radica en el mercado hipotecario estadounidense. Al calor de la enorme expansión del sector inmobiliario se generó una masiva oferta de hipotecas, de las cuales casi una quinta parte se concedieron a familias que apenas si tenían las rentas justas para pagarlas cuando los tipos de interés estaban muy bajos. Pero cuando se fueron produciendo subidas en los tipos y las hipotecas se fueron encareciendo comenzaron a darse impagados.
Lo cual afectaba inmediatamente a los bancos que habían concedido estas hipotecas pero dado lo que normalmente hacen con los títulos, la crisis se extendió.
-Es una crisis financiera, no sólo hipotecaria. Cuando se firma una hipoteca se crea un título financiero: Un “pasivo” para el que debe el dinero y un “activo” para el que lo presta, (el banco). Y lo que puede y suele hacer el banco, es comerciar con ese activo.
La paradoja que lógicamente se produce entonces es que cuanto más riesgo lleve consigo un título será menos seguro y en principio menos atractivo, pero por eso se pagará más por él y resultará más rentable. Razón de que los títulos “sub prime”, los que tienen bastante riesgo porque se han dado a familias con poca renta, sean los más rentables y, en consecuencia, los más apetitosos para los inversores que, en principio, busquen preferentemente rentabilidad, que son aquellos más poderosos y que, por tanto, pueden asumir más riesgo.
Por esta causa que cuando se desata la crisis hipotecaria se desencadena al mismo tiempo una crisis financiera, puesto que el impago creciente inicial afecta enseguida a la seguridad y rentabilidad de los grandes bancos y fondos de inversión internacionales.
-Es una crisis que afecta a la economía real. Aunque la crisis se desencadene inicialmente en el ámbito hipotecario, bancario o financiero, enseguida tiene efectos sobre la economía real (es decir, la que tiene que ver con la producción efectiva de bienes y servicios). Y el impacto se produce por tres razones principales:
a. Afecta de modo muy directo al sector de la construcción que, produciendo desempleo no sólo en la construcción sino en las actividades que están relacionadas con el sector inmobiliario.
b. Cuando se desata la crisis los bancos y los inversores reaccionan, retirando fondos del mercado y generando falta de liquidez. Los bancos ya no se prestan tan fácilmente entre ellos y, lógicamente, también reducen su oferta de créditos a los consumidores y empresas que necesitan recursos para gastar o invertir en actividades productivas. El gasto total se resiente y, a su socaire, el conjunto de la actividad económica “real”.
c. Los bancos centrales se enfrentan a una dilema perverso: por un lado lo que poner a disposición de los bancos cientos de miles de millones de dólares. Por otro, para favorecer la movilización del capital, suben los tipos de interés
-Es una crisis global; los flujos financieros son prácticamente los únicos que se puede decir que estén completamente globalizados hoy día. Por eso, aunque la crisis se inicie en el mercado hipotecario de un país, en este caso de Estados Unidos, se extenderá por todo el globo terráqueo, puesto que los mercados financieros son globales y los bancos e inversores que adquirieron los títulos a partir de los cuales se desencadena el latigazo inicial de la crisis están y operan en todas las esquinas de la Tierra.
-Ocasiona una crisis de solvencia bancaria. Después de haber colocado sus reservas en tantas inversiones especulativas, han de estar en condiciones de soportar una crisis de liquidez financiera, una drástica disminución de la capacidad de endeudamiento de las familias y las empresas, impagos más o menos generalizados, y en definitiva la explosión de la burbuja inmobiliaria que reduce el valor contable de sus activos.
1. B. Explicación de las causas de la crisis financiera y recesión económica
** (Información obtenida de un artículo publicado en su blog por Jesús Huerta de Soto, Catedrático de Economía Política en la Universidad Rey Juan Carlos.)
Una de las principales causas de la grave crisis financiera y actual recesión económica ha sido la política de expansión artificial del crédito consentida y orquestada por los bancos centrales durante los últimos quince años, la cual, no podía terminar de otra forma; y que se vio reforzada después de que la economía norteamericana saliera de su última recesión en 2001 y la Reserva Federal reemprendiera la gran expansión artificial crediticia e inversora iniciada a partir de 1992.
Esta expansión crediticia no se vio soportada por un aumento paralelo del ahorro voluntario de las economías domésticas.
Durante muchos años la masa monetaria en forma de billetes y depósitos ha crecido a un ritmo medio superior al 10% anual. Esta grave inflación fiduciaria se ha colocado en el mercado por el sistema bancario en forma de créditos de nueva creación concedidos a tipos de interés muy reducidos, impulsando una burbuja especulativa en forma de importante subida en los precios de los bienes de capital, activos inmobiliarios y títulos representativos de los mismos que se intercambian en la bolsa de valores, cuyos índices crecieron de forma espectacular.
Curiosamente, y al igual que ocurrió en los “felices” años previos a la Gran Depresión de 1929, el shock de crecimiento monetario no ha impactado de forma significativa a los precios del subconjunto de bienes y servicios de consumo.
Y es que en la última década, se ha experimentado un notable aumento de la productividad, resultado de la introducción masiva de nuevas tecnologías y de importantes innovaciones empresariales que, en ausencia de la inyección monetaria y crediticia, habrían producido una saludable y continua reducción en el precio unitario de los bienes y servicios de consumo. Además, la plena incorporación al mercado globalizado de las economías china e india ha impulsado aún más la productividad real de bienes y servicios de consumo.
Que no se haya producido una sana deflación de precios en los bienes de consumo, en una etapa de tan gran crecimiento de la productividad como la de los últimos años, es la principal prueba de que el proceso económico se ha visto muy perturbado por el shock monetario.
La expansión crediticia artificial y la inflación de medios de pago (fiduciaria) no constituyen un atajo que haga posible el desarrollo económico estable y sostenido, sin necesidad de incurrir en el sacrificio y en la disciplina que supone toda tasa elevada de ahorro voluntario. Las expansiones artificiales del crédito y del dinero siempre son, como mucho, “pan para hoy y hambre para mañana”.
Hoy no existe duda alguna sobre el carácter recesivo que, a la larga, siempre tiene el shock monetario: el crédito de nueva creación (no ahorrado previamente por los ciudadanos) pone de entrada a disposición de los empresarios una capacidad adquisitiva que éstos gastan en proyectos de inversión desproporcionadamente ambiciosos (durante los últimos años especialmente en el sector de la construcción y las promociones inmobiliarias), como si el ahorro de los ciudadanos hubiera aumentado, cuando de hecho tal cosa no ha sucedido. Se produce así una descoordinación generalizada en el sistema económico: la burbuja financiera, afecta negativamente a la economía real y tarde o temprano el proceso se revierte en forma de una recesión económica en la que se inicia el doloroso y necesario reajuste que siempre exige la readaptación de toda estructura productiva real que se ha visto distorsionada por la inflación.
En las circunstancias actuales han actuado como detonantes más visibles la elevación del precio de las materias primas y especialmente del petróleo, la crisis de las denominadas hipotecas subprime en Estados Unidos y finalmente, la crisis de importantes instituciones bancarias al descubrirse en el mercado que el valor de sus activos (préstamos hipotecarios concedidos) era inferior al de sus pasivos.
1. C. Lo que hay que evitar
La crisis ha llegado porque los beneficios de las empresas de bienes de capital (especialmente en los sectores de construcción y promociones inmobiliarias) han desaparecido como resultado de los errores empresariales inducidos por el crédito barato, y porque en términos relativos los precios de los bienes de consumo han empezado a comportarse menos mal que los de los bienes de capital. A partir de este momento se inicia un doloroso e inevitable reajuste que hace inevitable la caída de la producción y el aumento del desempleo.
El análisis económico más riguroso y la interpretación más fría y ponderada de los últimos acontecimientos económicos y financieros refuerzan la conclusión de que es imposible que los Bancos Centrales (órganos de planificación central financiera) sean capaces de acertar en la política monetaria más conveniente para cada momento.
Según Hayek, (filósofo y economista de la Escuela Austríaca),es imposible organizar económicamente la sociedad en base a mandatos coactivos emanados de un órgano de planificación, dado que éste nunca puede llegar a hacerse con la información que necesita para dar un contenido coordinador a sus mandatos. De manera que lo más probable es que la Reserva Federal y, en menor medida, el Banco Central Europeo, más que suavizar los movimientos más agudos del ciclo económico, hayan sido los principales artífices responsables de su génesis y agravamiento. Podemos decir que los bancos centrales son responsables de la crisis. Su vista gorda ante el irracional comportamiento del mercado hipotecario, su indiferencia ante el sufrimiento económico que los bancos imponen a millones de familias, su mano abierta para consentir que la banca actúe con plena libertad para imponer condiciones draconianas en créditos y préstamos, o su ceguera cómplice ante el deterioro de la solvencia han favorecido la génesis de la crisis hipotecaria como primer e inmediato detonante del problema económico y financiero que hoy día se está viviendo.
Los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.
Hoy se encuentran en un callejón sin salida:
.O dejan que el proceso recesivo se desencadene del todo y con él el saludable y doloroso reajuste;
.O huyen hacia adelante “dándole al borracho, que ya siente con toda su virulencia la resaca más alcohol”, con lo que las probabilidades de caer en un futuro no muy lejano en una aún más grave recesión aumentarían exponencialmente (éste fue precisamente el error que se cometió tras el crash bursátil de 1987, que nos llevó a la inflación de finales de los ochenta y terminó en la grave recesión de 1990-1992).
Además, reiniciar a estas alturas una política de crédito barato no puede sino dificultar la necesaria liquidación de las inversiones no rentables y la reconversión de las empresas, pudiendo incluso llegar a hacer que la recesión se prolongue indefinidamente, como le ha sucedido a la economía japonesa en los últimos años, que tras probar todas las intervenciones posibles, ha dejado de responder a estímulo alguno de expansión crediticia.
En este contexto, las autoridades monetarias son responsables de dos objetivos íntimamente contradictorios:
Controlar la inflación,
E inyectar toda la liquidez necesaria para evitar el desmoronamiento del sistema financiero.
Para evitar que los bancos centrales sigan estando al servicio exclusivo de los más poderosos y esclavos de una retórica económica equivocada que coadyuva a la aparición de recesión y crisis económicas, es preciso modificar su naturaleza, someterlos al control público y de las instituciones representativas y garantizar que la política monetaria se comprometa efectivamente con objetivos económicos como el pleno empleo, la equidad y el bienestar social efectivo.
Naturalmente, todo ello, que es plenamente posible, no puede llevarse a la práctica si los ciudadanos no son capaces de negar el estado de cosas actual, de imponer su voluntad sobre la de los mercados en donde gobiernan los poderosos y para ello es preciso no solo que sean conscientes de la naturaleza real de estos problemas económicos sino que tengan el poder suficientes para convertir sus intereses en voluntades sociales y éstas en decisiones políticas. Es decir, que las mayorías ciudadanas pueden hacer justo lo que desde tiempos inmemoriales vienen haciendo solamente los más ricos y poderosos.
1.D. La política económica más adecuada
La política expansiva del Banco Central Europeo, aunque no exenta de graves errores, ha sido algo menos irresponsable que la de la Reserva Federal.
Además, el cumplimiento de los criterios de convergencia supuso en su día un notable y saludable saneamiento de las principales economías europeas.
El caso de nuestro país, España, es paradigmático. Nuestra economía experimentó un boom económico que, en parte, se debió a causas reales (reformas estructurales de liberalización emprendidas a partir de 1996); pero, en otra parte nada desdeñable, se vio alimentado por una expansión artificial del dinero y del crédito, que crecieron a una tasa que casi triplicó la evolución de esas mismas magnitudes en Francia o Alemania. Nuestros agentes económicos en gran medida interpretaron la bajada de los tipos de interés, resultado del proceso de convergencia, en los términos de relajación monetaria que han sido tradicionales en nuestro país: mayor disponibilidad de dinero fácil y peticiones masivas de créditos a los bancos españoles (sobre todo para financiar la especulación inmobiliaria). Este último, ante la subida de los precios, mientras ha podido ha intentado mantener los tipos de interés a pesar de las dificultades de aquellos miembros de la Unión Monetaria que, como España, ahora descubren que gran parte de lo invertido en inmuebles fue un error y se ven abocados a una duradera y dolorosa reestructuración de su economía real.
En estas circunstancias, la política más adecuada sería la de liberalizar la economía a todos los niveles (y en especial el mercado laboral) para permitir que los factores productivos (y en especial el factor trabajo) se reasignen rápidamente hacia los sectores rentables.
Igualmente es imprescindible la reducción del gasto público y de los impuestos para incrementar la renta disponible de los agentes económicos fuertemente endeudados que necesitan devolver sus préstamos cuanto antes.
Los agentes económicos en general y las empresas en particular sólo se sanean reduciendo costes (especialmente laborales) y devolviendo sus préstamos. Y para ello es imprescindible un mercado laboral muy flexible y un sector público mucho más austero. De ello dependerá que el mercado descubra cuanto antes cuáles son los verdaderos valores reales de los bienes de inversión producidos por error, estableciéndose así las bases para una recuperación económica sana y sostenible en un futuro.
2. EL PERTURBADOR PAPEL DE LA REFORMA CONTABLE.
Una vez expuestos las principales causas y razones que dan lugar a esta crisis económica, demos una perspectiva contable al problema, y veamos como las normas de contabilidad pueden tener importantes efectos en la economía.
La aprobación de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) y su transposición en los diferentes países (en España a través del nuevo Plan General de Contabilidad que entró en vigor el 1.01.2008) supuso el abandono del tradicional principio de prudencia que se vio sustituido por el principio de valor de mercado o razonable (fair value) a la hora de valorar los activos del balance y especialmente aquellos de carácter financiero.
Proceso en el que las sociedades de bolsa de valores y, en general, todas las partes interesadas en “inflar” los valores de balance con la finalidad de aproximarlos a unos valores bursátiles supuestamente más “objetivos”, han ejercido una gran presión. El proceso se caracterizó durante los años de la “burbuja especulativa” por la retroalimentación existente entre unos valores bursátiles crecientes y su reflejo contable inmediato, lo cual se quería utilizar, a su vez, para justificar ulteriores crecimientos artificiales en los precios de los activos financieros que se cotizaban en la bolsa de valores.
Ahora el desmoronamiento de los mercados financieros y la pérdida generalizada de confianza en los bancos y en su contabilidad por parte de los agentes económicos han venido a poner de manifiesto el grave error cometido al dejarse arrastrar por las NIC y su abandono de los principios contables tradicionales basados en la prudencia, cayendo en los vicios de la contabilidad creativa a valores “razonables” de mercado (fair value).
En este contexto hay que entender las recientes medidas tomadas tanto en EEUU como en la UE para revertir parcialmente la aplicación del valor razonable en la contabilidad de las entidades financieras.
Las EEFF estaban encantadas con las nuevas NIC en los años anteriores, en los que los crecientes y disparatados valores bursátiles y financieros les permitieron lucir en sus balances unos beneficios y patrimonios propios elevadísimos, que a su vez les animaron a asumir riesgos prácticamente sin control. No obstante, hoy, el desmoronamiento del valor de los activos “ilíquidos” ha puesto en peligro su solvencia, siendo entonces cuando empiezan a mostrarse preocupados y tomar medidas.
2.A.El carácter procíclico de las NIC
Las NIC actúan de forma pro cíclica, incrementando la volatilidad y sesgando erróneamente la gestión empresarial:
-En épocas de bonanza generan un falso “efecto riqueza” que induce a asumir riesgos desproporcionados; pero cuando se hace patente la pérdida de valor de los activos, se descapitaliza de inmediato a las empresas que se ven obligadas a vender activos y a tratar de recapitalizarse en el peor momento, es decir, cuando los activos valen menos y se secan los mercados financieros.
Los principios contables de las NIC se han mostrado perturbadores, de modo que se hace necesario abandonarlos cuanto antes, revirtiendo las reformas contables promulgadas en base a las NIC. Es vital que en épocas de bonanza no se abandone el principio de prudencia valorativa que ha informado todos los sistemas contables desde comienzos del siglo XV hasta que el falso ídolo de las NIC adquirió carta de naturaleza.
El error más grande cometido por la reforma contable introducida por las NIC, ha sido el abandono del principio de prudencia financiera, como principio de máximo rango jerárquico entre todos los principios tradicionales de la contabilidad, por el principio del “valor razonable”, que da lugar a la introducción del volátil valor de mercado para todo una serie de activos, especialmente de índole financiera.
Este cambio es enormemente dañino y amenaza los cimientos de la economía de mercado por las siguientes razones:
En primer lugar, da lugar a que, según las circunstancias del ciclo económico, se inflen los valores de balance con una plusvalías que no se han realizado y que, en muchas circunstancias, puede ser que no lleguen a realizarse nunca. El artificial “efecto riqueza” que esto puede generar, induce en la distribución de beneficios ficticios o meramente coyunturales, la asunción de riesgos desproporcionados y, en suma, la comisión de errores empresariales sistemáticos y al consumo del capital de la nación, en detrimento de su sana estructura productiva y de su capacidad de crecimiento a largo plazo.
En segundo lugar, el objetivo de la contabilidad no es recoger los supuestos valores “reales” so pretexto de alcanzar una mal entendida “transparencia contable”, sino el hacer posible la gestión prudente de cada empresa y evitar el consumo de capital mediante la aplicación de estrictos criterios de conservadurismo contable (basados en el principio de prudencia, y en la contabilización al coste histórico o valor de mercado, el que sea menor) que garanticen en todo momento que el beneficio repartible proviene de un remanente seguro cuya distribución en forma alguna ponga en peligro la viabilidad y capitalización futura de la empresa.
En tercer lugar, los valores de mercado son resultado de apreciaciones subjetivas y están sometidos a grandes oscilaciones, por lo que su aplicación a efectos contables elimina gran parte de la claridad, seguridad e información que antiguamente tenían los balances. Ahora éstos en gran medida se han hecho incomprensibles e inservibles para los agentes económicos.
Además, la volatilidad propia de los valores de mercado, hace que la contabilidad basada en los “nuevos principios” pierda gran parte de su virtualidad como guía de acción para los gestores de la empresa, induciendo de forma sistemática importantes errores de gestión.
3. SOLUCIONES A LA CRISIS.
Actualmente España no cuenta con el instrumento de la política monetaria, para hacer frente a la crisis; no siendo posible devaluar la moneda para recuperar competitividad. España está integrada en la Europa del Euro y, si quiere competir en igualdad de condiciones y crecer a unos niveles suficientes para crear empleo, necesita llevar a cabo urgentemente reformas estructurales de calado y una política fiscal coordinada con nuestros socios europeos.
Nuestro país debe hacer algún gesto para incrementar la confianza de los mercados internacionales, que se ha venido deteriorando en gran medida en los últimos años, dando lugar a que la prima de riesgo de la deuda española se mantenga por encima de los 200 puntos básicos respecto a la alemana. El Pacto del Euro supone reforzar el fondo de rescate a los países miembros, a cambio de un compromiso de los Estados para emprender profundas reformas económicas y sociales, cuyos resultados se revisarán cada año, y su incumplimiento dará lugar a sanciones. El Pacto por el Euro, inicialmente bautizado por los alemanes como Pacto de Competitividad, lo impone Alemania para que los países del euro (especialmente los quebrados o al borde de la quiebra como Grecia, Irlanda, Portugal o España) se comprometan con una política de austeridad presupuestaria y salarial. A cambio, Berlín aceptaría negociar el refuerzo y la flexibilización del fondo de rescate.
Es decir los países deberán adoptar medidas destinadas al fomento de la competitividad y del empleo, contribución a la sostenibilidad de las finanzas públicas y reforzamiento de la estabilidad financiera, como contraprestación a aumentar de 250.000 a 440.000 millones de euros el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), y luego convertirlo en otro de carácter permanente, a partir de 2013, el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (MEDE), de 500.000 millones.
Los respectivos jefes de Estado o de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero en el caso español, deberán presentar sus compromisos concretos en la cumbre que los dirigentes de los 27 países de la UE celebrarán en Bruselas el 24 y 25 de este mes. Y a no ser posible, el plazo será la cumbre de junio. Compromisos que deben ejecutarse en doce meses.
Si algún Gobierno peca de poco riguroso, será presionado por la Comisión y del resto de sus socios para que adopte más medidas. Las postura que adopte Merkel será la más temible, por su capacidad para bloquear las ayudas.
El Ecofin cerró un principio de pacto de orientación general sobre el refuerzo del gobierno económico de la UE, basado en cuatro disposiciones legislativas destinadas a reforzar la disciplina presupuestaria y dos a reducir los desequilibrios macroeconómicos.
Todo parece indicar que el Consejo Europeo llegará a un consenso razonable respecto a las medidas y las sanciones aplicables.
Pero lo importante ahora es saber qué va a hacer España para cumplir el Pacto por el Euro, mejorar su competitividad y sanear sus finanzas públicas.
Cuando llegó la crisis, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero primero la negó, luego reaccionó tarde y mal y, solo cuando los problemas empezaban a ser gravísimos, decidió cambiar y emprendió un camino de reformas, que se han revelado como necesarias, pero no suficientes. Reformas que cuentan con el apoyo del primer partido de la oposición, cuyo líder, Mariano Rajoy, parece que prefiere esperar su turno en La Moncloa, sin darse cuenta de que su irresponsabilidad puede llevar al país a un punto de no retorno.
Con todo esto, el Pacto del Euro puede ser el revulsivo que necesita España para acometer de forma urgente las reformas necesarias que eviten el riesgo de tener que ser rescatados por nuestros socios europeos y nos permitan aumentar nuestra competitividad. En algunos aspectos, es cierto que ya se han dado pasos significativos (reforma laboral, pensiones, financiera…), pero queda mucho camino por andar.
Entre las medidas que discutirán los gobernantes del gran capital se contemplan: vincular salarios a la productividad, retrasar la edad de jubilación, prohibir legalmente deudas públicas y déficits públicos, aumentar el IVA e imponer una ecotasa y reducir los impuestos al capital...
1.- Mejorar el entorno económico en que las empresas toman sus decisiones, para dotarlo de mayor certidumbre, transparencia y flexibilidad.
2.- Flexibilizar y dinamizar los mercados de bienes, servicios y trabajo.
3.- Incrementar la capacidad innovadora de la economía.
Entre las medidas contenidas en los documentos preparatorios del Pacto por el Euro se encuentran:
-Una de las medidas que este Pacto recomendará a los Estados de Eurolandia, será una reforma fiscal para trasvasar la carga fiscal sobre el trabajo al consumo a través de impuestos indirectos como el impuesto sobre el valor añadido (IVA).
-Reclama la armonización en Europa de la base imponible del Impuesto sobre Sociedades.
-Los ministros de Empleo y Asuntos Sociales de los 27 países de la UE se invitaron a sí mismos a reducir los tributos sobre el trabajo y desplazar la carga sobre actividades negativas para el medio ambiente, es decir, aumentar las ecotasas.
-Vincular la evolución de los salarios a las mejoras en la productividad y no a las subidas de precios; retrasar la edad de jubilación; y dictar leyes marco nacionales o reformar las constituciones para prohibir incurrir en deudas públicas y déficits excesivos como los actuales.
4. VALORACION CRÍTICA.
En los tiempos que corren es inevitable que todo acabe politizándose. Este comportamiento del ser humano provoca numerosas ineficiencias en nuestro sistema, creo que varios estarán de acuerdo conmigo, si digo que bajo el sistema capitalista en el que vivimos son muchas las cosas que no van todo lo bien que podrían. No obstante, teniendo en cuenta que el ser humano es ser racional y maximizador de su utilidad, éste sistema sea quizás y por lo menos en mi opinión el que menos ineficiencias genere. Basta con mirar hacia la situación de otros países, que siguen sistemas diferentes, como el comunismo.
àHoy los políticos dirigen nuestras vidas. En el caso español nuestro presidente José Luis Rodríguez Zapatero ha estado negando, o si se quiere, ocultando la situación que se nos venía encima, cuando muchos ya podían prever el futuro que nos esperaba. Quizás si se hubiese actuado antes las consecuencias negativas hubiesen sido menores. El problema es que las actuaciones que debían y que hoy deben llevarse a cabo eran y son impopulares, por ello el gobierno ha estado retrasándolas todo lo posible. Siendo enormemente irresponsable, en mi opinión, pues ello solo ha hecho empeorar la situación.
No obstante, aunque tarde, hoy el Gobierno ha comenzado a tomar medidas. Y es que España necesita urgentemente incrementar la confianza de los inversores internacionales. En este sentido, parece ser que la presión ejercida por parte de la UE, nos beneficia, en el sentido de que las actuaciones que nuestro gobierno lleva a cabo se respaldan y exigen por la Unión, lo cual contribuye a disminuir el grado de no aceptación por parte de los ciudadanos españoles, muchos de los cuales, ante la falta de información, se muestran totalmente reacios a las mismas. Es lo que ocurre con el Pacto del Euro del que hemos hablado.
Hasta hoy no existe en el ámbito europeo una obligación de rescate por parte de los países miembros de la UE. Esta necesidad de rescate comenzó a plantearse con Grecia, y como venimos viendo la situación vuelve a plantearse para otros países como Irlanda y Portugal o España. Siendo asi, con el Pacto del Euro se refuerza el Fondo de Rescate, pero a cambio de ello se exigirá una política de austeridad, lo cual contribuye a que nuestro gobierno se esfuerce aún más por tomar medidas austeras que permitan mejorar la situación de nuestro país. Es cierto que ya se han dado pasos importante en algunos aspectos, pero queda mucho camino por andar.
2 Notas a apuntar sobre este tema:
**España hoy no cuenta con el instrumento de la política monetaria, pero en contra de la opinión de algunos, tampoco sería ésta nuestra salvación. Dado que una devaluación de “la peseta” ,si ésta fuese aun nuestra moneda, solo incrementaría el porcentaje de deuda que debemos al exterior. Es decir, imaginad que actualmente la deuda que tenemos frente a bancos alemanes es del 40% del PIB, y en dicha situación las autoridades españolas deciden devaluar la supuesta “peseta” a la mitad, ¡¡ahora la deuda ascendería al 80% del PIB!! Nuestra situación habría empeorado)
**Por otra parte España, podemos decir que “tiene a su favor” y lo digo entre comillas, el hecho de que la deuda con los bancos alemanes sea bastante elevada, lo cual provocará que Alemania esté interesado en que España no caiga, pues si cae ¿quién pagará sus deudas?
àRespecto a la aprobación de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC) y su transposición en los diferentes países supuso el abandono del principio de prudencia, y su sustitución por el principio de valor de mercado.
Durante los años de la “burbuja especulativa”, se produjo una retroalimentación entre unos valores bursátiles crecientes y su reflejo contable inmediato.
Al abandonarse el principio de prudencia financiera, las entidades proceden a contabilizar sus activos de acuerdo con el valor razonable de los mismos. Esta valoración es subjetiva y como venimos explicando a lo largo del artículo sujeta a importante oscilaciones, lo cual reduce la seguridad de la información contenida en las Cuentas anuales de estas entidades.
Hay que tener en cuenta que la contabilidad es un instrumento que cumple con una doble función: por una parte suministrar información a los stackeholders o grupos de interés, y por otra parte sirve a los administradores y órganos gestores de la entidad correspondiente para la correcta toma de decisiones, previendo las consecuencias económicas que las mismas podrían tener sobre el patrimonio empresarial. Y he aquí uno de los problemas que genera el criterio del valor de mercado, dado que si los balances de las EECC aparecen inflados el artificial “efecto riqueza” puede generar que se tomen muchas decisiones erróneas, entre ellas la asunción de riesgos desproporcionados y como comenta el profesor Huerto Soto la comisión de errores empresariales sistemáticos y el consumo del capital de la nación, en detrimento de su sana estructura productiva y de su capacidad de crecimiento a largo plazo.
Algo que finalmente se ve agravado cuando tras explotar la burbuja inmobiliario se descubre que el valor de mercado de los activos que poseen los bancos es realmente inferior al de sus pasivos. El suelo y los bienes inmuebles estaban sobrevalorados, las entidades de crédito concedían préstamos por el importe por el que éstos se valoraban, ante el impago de los mismos por parte sobretodo de las constructoras, las entidades procedían a su embargo y ahora, hoy día, es esto lo que tienen en su activo. El problema es que el valor por el que aparecen contabilizados es menor al real. Entonces ¿Dónde está el dinero? Falta liquidez, porque además es difícil venderlos.
àPor otra parte, respecto al comportamiento por parte del Banco Central Europeo y la Reserva Federal.
Tengo serias dudas, acerca de que ni la Reserva Federal ni el Banco Central Europeo viesen venir la crisis ante la expansión crediticia artificial y del dinero fiduciario (sin que se elevase la tasa de ahorro voluntario de las familias) que se venía produciendo, lo cual es sabido que no constituye un atajo que posibilite un desarrollo económico estable y sostenido.
Los bancos centrales, que son quienes disponen de la mejor información sobre esa realidad y quienes sabían bien el problema real que se estaba generando, han venido callando y consintiendo que durante todo este tiempo se acumule la volatilidad y un peligro cierto de recesión mundial provocado por la llamarada originada en los flujos financieros.